LIBRO PRIMERO TITULO I CAP. 1 Y 2
UNA PARADOJA INEXPLICABLE?
La libertad como principio rector de la conducta humana retiene para sí la idea de propiedad. Ambos conceptos en cuanto derivados del ius naturalismo, se relacionan con la posibilidad de una persona de realizarse personalmente, en cuerpo y alma.
En un medio social, el hombre como ser naturalmente predispuesto a vivir en comunidad, debe reprimir sus deseos de ser libre frente a los mismos deseos de los restantes seres humanos que lo circundan. En ocasiones esa autolimitación no resulta posible por diversas circunstancias socio ambientales. En ese momento es que aparece el concepto de Estado, como institución creada por el hombre a los fines de arbitrar las diferencias relacionadas con el ejercicio de la libertad.
Notamos entonces que Libertad + Hombre + Comunidad = Estado.
De esta premisa básica y que constituye el principio genético de la idea del Estado, se vislumbra la única razón de ser de los Gobiernos, que en definitiva son poderes constituidos por seres libres que han querido organizarse bajo un mismo Estado a los fines de que los hombres que los componen, y bajo las normas que se hayan creado a tal fin, arbitren los deseos de libertad de cada uno de ellos. O sea, los Gobiernos deberán dirimir los diferentes conflictos que en relación a la libertad de las personas y su principal componente económico: propiedad privada.
De todo ellos se colige que el hombre como tal, al organizarse en Comunidad Estado no ha querido que el gobierno regule su vida más allá de lo indispensable para arbitrar estos deseos de libertad.
La incipiente intromisión en la vida de las personas que los gobiernos desde la antigüedad a la actualidad han propiciado y que cada vez más profundizan, constituye una evidencia del abuso que el hombre con poder ejerce sobre la comunidad de hombres dispersa inorgánica y sin poder.
El resultado de este abuso del hombre sobre el hombre, se manifiesta principalmente en el accionar estatal, quien alegando la necesidad de regular las relaciones interpersonales, se entromete en la realización existencial de las personas, violentando su libertad natural. Entonces mediante políticas que se sirven de la producción económica del individuo, los agentes estatales, circunstancialmente elegidos para ejercer la administración de la cosa pública (dijimos que no es otra cosa que el arbitraje de los conflictos derivados del ejercicio de la libertad dentro de una Comunidad organizada), se autoproclaman libertadores de las personas supuestamente oprimidas por otros seres más poderosos e inescrupulosos, y paso a paso, profundizan en la sociedad la ideología de la socialización de la propiedad. O sea, de la pérdida de la libertad.
A partir de la obtención de este objetivo político, estos hombres, con el poder de persistir en el mando de la organización social, en detrimento de quienes inorgánicamente producen bienes y servicios que luego son cooptados por el Estado mediante la imposición fiscal, logran para sí un bienestar personal inconmensurable.
El final del cuento salta a la vista: el hombre nacido libre, ha involucionado hasta encontrarse en la actualidad sometido por otros hombres que determinan su educación, su trabajo, su salud, su economía, su familia, y en algunos Estados, hasta su religión.
Mientras el hombre no advierta que su libertad ha sido entregada a otros hombres y tal como se desarrolló la gesta por la libertad individual de aquellos esclavos en las civilizaciones de antaño, luchen y materialice la victoria sobre los poderes estatales represores de las libertades económicas que atentan contra la propiedad, solamente podemos aspirar a que cambien los gobiernos y las personas que en nombre del pueblo esquilmen al pueblo, siempre afirmando que su único objetivo es atender los derechos humanos. Una paradoja inexplicable?